La verguenza me ha invadido, la de ser Argentino y ver como la patota se hace cada vez más fuerte y atropellan las instituciones de la misma manera que en el 46, reemplazaron los símbolos patrios por las banderas de la esclavitud moral ante un idolo de pies de barro, reemplazaron el Himno Nacional por la marcha peronista, las Odas a la bandera celeste y blanca por las oraciones a Evita, reemplazaron las primeras palabras de cualquier escolar, por la mentira partidaria de >Perón y Evita son buenos y me aman<, haciendo de esa manera el primer lavado de cerebros social, que se halla llevado a cabo en mi país, otra que la KGB.
Me siento apagado en los sentidos pero no en los sentimientos, me duele ver y oír como mientes, y generan pánico y caos, no puedo entender a los medios que se alían ante este desastre pergreñado con mortal habilidad, y sinísmo tal, que han convencido a lo más debil de la sociedad y les han transmitido el miedo a un cambio de timón, de manera violenta, siendo que ellos son los generadores de la peor pesadilla para mi país, la entrega total de sus recursos económicos a todos los grandes monopolios de los cuales ellos forman ya una importante parte.
Socios activos en todas las crísis, y ejecutores fríos de los desastres nacionales, han sido el cuervo en el alambre esperando que el chacarero se de vuelta, el perro guacho cerca del corral, para carnear los terneros, y ocasionar el caos en el tambo, han sido el martillo que explota el fulminante, que descerebra, a la juventud sin futuro y sin convicciones de cambio.
Han sido y serán siempre, los violentos de la familia argentina, que dividen para dominar y se fortalezen de la sangre de los vencidos, los débiles que solo creen en el trabajo honesto y no en las entregas anticipadas, con el poder como única meta.
Me duele el alma de ver tanta mentira, me angustia el futuro, mi país da señales de corrupción a cada paso, y somos pocos los que estamos convencidos de que este es solamente el camino del final anunciado y no el comienzo de una nueva meta a cumplir, es el fin de los sueños y de las ilusiones escritas con la sangre de nuestros próceres, y no con la saliva de los políticos de hoy.
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