
Simplemente el pensar que alguien ó muchos quieran decidir sobre nuestro vivir, es un atentado a la Democracia, o acaso esta democracia que estamos vivenciando es tan solo de un grupete de descerebrados que viven alimentando su espíritu de odio y rencor, que no puedan vivir sin provocar la angustia en los demás, esta forma en la que transitan los días, tan solo vuelve a dar fuerza a la tan consabida frase de algo abran hecho, y algo estarán por hacer, no se entiende, ni siquiera se vuelve confiable el esperar una respuesta, que cuando llegue tan solo traerá dudas a la mayoría, y soberbia en grado sumo a unos pocos. Ya llevan diez años de intentos para esclarecer la identidad de los hijos adoptivos de la Señora de Noble, donde quedo el romance Kirchner-Clarín, reeditando la lucha entre Perón-La Prensa, en la década del 50, donde quedaron los favores recibidos y que al momento de darles vuelta la cara ó simplemente contar lo que realmente sucedía en el país, se terminaron estos. Da mucho que pensar al ciudadano común. Marcela y Felipe Herrera de Noble, piensan distinto, y con todos sus derechos a flor de piel, son violados sistemáticamente por un grupo de oligárcas disfrazados con piel de cordero, rodeados de la pompa gubernamental y enmarcando su destino con odio y rencor.
Donde quedaron todos los pensamientos de superar las diferencias y poder convivir en paz, donde está el mensaje del pueblo, con el cual todos los políticos se razgan las vestiduras, creyendo haber oído que ya no hay divisiones y que todos somos iguales. Son cada vez más actuales los versos de Serrat, "vuelve el rico a sus riquezas y el pobre a su pobreza", lo peor del caso es que las pobrezas morales son de todo el pueblo, ricos y pobres, lo mismo son.
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