Simplemente hago un alto en mis tareas matutinas, para defender los dichos de la Sra. Susana Gimenez, con respecto a que el que mata debo morir.
Es tan simple el hecho de dejarse llevar por los sentimientos, que muchas veces debemos callarlos porque a muchos de nuestros interlocutores, los lastiman, lo que si aseguro que a mi particularmente no me importa si la verdad lastima, ya que es mejor el dolor ante la verdad y no una sonrisa efímera.
La otra Sra., la de Carlotto, seguramente entendió en su momento que todo aquel que a hierro mata a hierro muere, y si su familiar, se armo contra el opresor, era sabido por este que la respuesta violenta no se haría esperar, y que el fuego de la violencia imperante en esos tiempos, lo rodearía hasta asfixiarlo.
En los tiempos que corren hoy, también la violencia nos rodea, y debemos vivir como presos, rodeados de rejas para protegernos cuando los realmente violentos están libres y gozan de los derechos humanos, que deberían defendernos a nosotros y por el contrario dan garantías a los asesinos, ladrones y violadores, que dehambulan por la calles de nuestras ciudades.
Hoy estamos desprotegidos y a merced de la injusticia que llevan durante su vida los violentos, una violencia que no solo está en los que delinquen, sino hasta en los que conducen los destinos de la patria, que una vez más recalco y hasta el cansancio, que si vienen de un riñon violento de la sociedad, esa sociedad reaccionaria y asesina, es muy dificil que puedan combatir la violencia que ellos mismos generaron en su juventud y hoy ya es tarde para encausarla, o redirijirla a efectos de que sirvan para producir un real cambio social en nuestro país.
La Sra. Carlotto al igual que la de Bonafini, siguen viviendo en el pasado y enriqueciendose con el presente que las transporta a un mundo irreal, donde sus hijos son las únicas victimas que a ellos les importa, y recuerden que cada vez que alguien pide justicia, ellas ponen como estandarte a sus hijos muertos en épocas de violencia irracional, que al parecer son los únicos muertos que importan en este país.
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